Sobre las once de la noche, en México capital, cuando las campanas de la iglesia anunciaban el toque de queda, los vecinos empezaban a oír continuos lamentos de una persona angustiada. tras varias noches los vecinos se empezaron a asomar a las ventanas para averiguar quien era la persona que lloraba. distinguieron a una mujer delgada, vestida de blanco, cubierta por un velo y que al ver que la observaban se desvanecía entre la niebla.
se empezó a decir que era el espíritu de una indígena que, al verse rechazada por un caballero español (se decía que era Hernán Cortés) enloqueció de dolor y ahogó a sus tres hijos en el lago. al ver lo que había hecho se quitó la vida.
Desde entonces dicen que se la oye gritar-¡Ay mis hijos!
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